Vamos a hablar de alcaldes

Decía el nuevo presidente de la Diputación Provincial,
José Antonio García Alcaina, a la sazón también primer
edil de María, que el nuevo tiempo en la institución
provincial vendrá marcado por la palabra alcalde. Ya en
su discurso de toma de posesión lo dejó patente ante más
se sesenta regidores, de otros tantos pueblos de la
provincia.
Entiendo que cuando el nuevo alcalde de alcaldes, así se
definió ante sus homónimos, argumentaba su
compromiso con los primeros ediles hacía referencia a las
necesidades de los pueblos y cómo éstos serán capaces de
transmitírselas, buscando colaboración pecuniaria y
administrativa en forma de proyectos, ayudas,
subvenciones y un largo etcétera. ¡Será por necesidades
en esta tierra!
El reto es morrocotudo, el tiempo hasta el fin de la
legislatura escaso y la carga del pasado inmensa. Sea
como fuere lo cierto es que en la institución provincial se
abre una nueva etapa en la que prioridad, siempre ha
sido así o al menos ese es el objetivo de la institución, son
los vecinos de los pueblos pequeños, municipios cargados
de carencias y con dificultades económicas para atender
necesidades básicas como la elaboración de proyectos,
actividades culturales o apoyo a los más necesitados en
asuntos sociales. Con ser importante esto, no hay que
olvidar que la Diputación coordina materias tan
necesarias para la provincia como es el turismo. Esa es la
tarea que José Antonio García Alcaina y que conoce al

detalle al ser primer edil de un pueblo alejado de la
capital cargado de necesidades. Luego está la imagen, la
que en su momento daó el PSOE con el llamado “Caso
Facturas” y la que ahora vuelve a estar amenazada con el
“Caso Mascarillas”. De él y de su equipo depende
recuperar la confianza de una institución, primordial y
necesaria para la provincia y excesivamente dañada por
causas ajenas a sus objetivos.