La adecuación y mejora de la Rambla de San Antonio de Aguadulce es ya una realidad. Catorce millones de euros han sido necesarios para un proyecto que llega para cambiar la imagen, y de qué manera, de uno de los núcleos más populosos de Roquetas de Mar. El proyecto supone un antes y un después en la localidad de Aguadulce, como ya lo fue en su momento el Paseo Marítimo, el Puerto o la Rambla de la Gitanilla. El tramo abierto consolida la vertebración y la consolidación del barrio como una de las zonas turísticas líderes de la provincia, a la vez que lo refuerza y fortalece como líder en sostenibilidad y en zonas verdes.
Sólo hace falta recorrer los trabajos para alejar de un plumazo los comentarios de agoreros que veían cemento donde ahora hay árboles; armaduras donde los parques infantiles hacen las delicias de los más pequeños y esqueletos en los que las sombras y el verde del césped se abren paso en una conjunción perfecta de sostenibilidad y medio ambiente, propio de una ciudad moderna.
Desde la Avenida Carlos III hasta la playa, este espacio alberga pasarelas y sendas peatonales para mejorar la comunicación en la Rambla, cuatro fuentes ornamentales y hasta un carril bici para, como les decía al principio, combinar ambientes en un parque que armoniza el área en la misma medida que abre nuevas posibilidades para vecinos y turistas.
Pero la propuesta de cambio no se queda ahí. El futuro de mejora del ámbito urbanos de Aguadulce se amplía en los próximos meses con la prolongación de las mejoras en este bulevard, saltando la Avenida Carlos III, hasta alcanzar el pabellón Máximo Cuervo con una nueva piscina y flamantes espacios urbanos, que vendrán a dignificar, aún más su cabe, un barrio que avanza a pasos agigantados hacia la modernidad, sin olvidar su pasado, pero sin descuidar un solo minuto en los nuevos conceptos urbanos que hoy se desarrollan en las ciudades del futuro más avanzadas del mundo.
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